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El Valle de Guadalupe se prepara ante el cambio climático

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Ensenada, Baja California, septiembre 20 (Agencia Informativa Conacyt).- El Valle de Guadalupe es una zona vitivinícola de Baja California que, por su relevancia económica, ha atraído la atención de científicos que desarrollan estudios ambientales con el propósito de aportar datos que abonen al crecimiento sostenible de sus vocaciones.

Baja California concentra 87 por ciento de las 207 empresas vitivinícolas del país y únicamente en el Valle de Guadalupe se producen anualmente 1.2 millones de botellas de vino, lo que ha potencializado la actividad enoturística.

Especialistas del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE) estudian diversos aspectos del valle, desde su climatología y su disponibilidad de agua, hasta hongos patógenos que representan una amenaza para las plantas de vid.

El Niño, La Niña y la lluvia

El doctor Edgar Pavía López, investigador del Departamento de Oceanografía Física del CICESE, realiza estudios climatológicos en la zona que abarca el suroeste de California y el noroeste de Baja California, donde se ubica el Valle de Guadalupe.

Como parte de sus investigaciones, analiza la relación entre los fenómenos de El Niño y La Niña y la lluvia, de lo que ha concluido que en épocas de sequía como la que atraviesa la región actualmente, la relación entre El Niño y la lluvia se debilita.

El investigador expuso que en el pasado se conocía que El Niño generalmente implicaba lluvias abundantes, mientras que La Niña —por lo general— representaba sequía; sin embargo, en los últimos años las precipitaciones se han presentado por debajo de lo normal y esta relación se atenúa.

“La temporada anterior de lluvias, que fue un fenómeno de El Niño, del que se esperaban lluvias muy fuertes, no llovió. Durante el último invierno, tuvimos un fenómeno de La Niña y, paradójicamente, fue muy lluvioso”, refirió.

Adaptación al cambio climático

A pesar de lo diversos que son los estudios de los especialistas del CICESE, coinciden en que el Valle de Guadalupe se está enfrentando a cambios y para los productores vitivinícolas será necesario implementar medidas de adaptación.

Edgar Pavía subrayó que la evidencia que proyecta un aumento en las temperaturas de la región es contundente, como también la incertidumbre en la disponibilidad de agua que llega por precipitaciones.
“Esta es una zona de precipitaciones muy bajas, históricamente llueve poco y si bien ha habido un gran desarrollo de los vinos bajacalifornianos, eso es muy bueno, pero representa una presión en todos sentidos”, enfatizó.

Para Rogelio Vázquez, son claras las limitaciones que impone la escasez de agua a la producción vitivinícola, lo que genera condiciones adversas asociadas a un cambio climático global que se ve acentuado por el manejo del recurso que se hace a nivel regional.

Por su parte, Rufina Hernández concluyó que frente a los cambios ambientales y sus consecuencias para todos los organismos, incluyendo las plantas de vid, será necesario adaptarse y concientizar la dependencia que existe entre las condiciones climáticas y la calidad del vino que se produce en el Valle de Guadalupe.

Valle de Guadalupe

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