Fernando Remírez de Ganuza, navarro de nacimiento y alavés de adopción, es todo un ejemplo de compromiso y sensatez en el mundo vinícola. Es uno de los mayores expertos en viñas de toda La Rioja. Su sentido práctico unido a su profundo conocimiento del viñedo riojano lo han convertido en un bodeguero obsesionado por la calidad, cuyo principio fundamental es poner el acento en la edad de la viña y en el pedigrí de la cepa.
Este hombre valiente y atrevido, con ingenio a raudales cuya condición “sine qua non” para obtener la máxima calidad de un producto se resume en una materia prima excelente, posee algunas de las mejores fincas de la Denominación de Origen Calificada Rioja.
Hombre hábil, voluntarioso, minucioso y serio, ha conseguido idear un tinto espectacular, que con su arrolladora calidad, se ha colocado desde su salida al mercado en la cresta de las marcas entre los Riojas modernos.
Su novedosa filosofía se hace notar en la subzona de Rioja Alavesa y cada vez cuenta con más adeptos entre las bodegas de la región: “La calidad excepcional solamente se consigue a partir de una selección exigente”. Y Fernando Remírez de Ganuza es uno de los líderes de esta nueva concepción que ha revolucionado no sólo el cultivo de la vid, sino también el modo de elaborar unos vinos que responden a la máxima bíblica de que “muchos son los llamados pero pocos los elegidos”.
La bodega está ubicada en el centro mismo del hermoso pueblo de Samaniego. El espléndido caserón engloba una manzana de edificios y está dotado de modernas estructuras de hormigón armado recubiertas con piedra de sillería de entre unos 200 a 300 años de antigüedad.
Esta manzana encierra un amplio y silencioso patio de trabajo, atravesado por un canal de agua corriente, que además de dar frescura al conjuto, asegura el suministro ante posibles problemas en la red local. La cubierta interior formada por vigas de roble centenarias y las puertas de madera son las únicas concesiones a la tradición en una de las bodegas más vanguardistas de España.
En su añada 2004 recibió los 100 puntos Parker, un privilegio al alcance de muy pocos. Limitado a algo más de 2000 botellas, es una selección de las mejores viñas y barricas y con una larga crianza de 46 meses que, al contrario de lo que se puede llegar a pensar, entrega un tinto muy afrutado, con el tostado de la barrica fundiéndose perfectamente en la fruta. Se presenta amable, afrutado, redondo y suave.
púrpura profundo.
Nariz opulenta y pura de cerezas negras en licor, toques mentolados.
Con gran estructura y denso, lleno de recuerdos de cerezas negras, fresas silvestres, pimienta blanca y chocolate negro, sedoso en su recorrido por el paladar, posgusto de naranjas sanguinas y especiados.
16ºC.
Durante los próximos 10 años.
Chuletón de buey a la parrilla, cordero lechal y cochinillo asado.
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