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Vinos del Viejo Mundo y del Nuevo Mundo

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Cuando en el mundo del vino usamos los términos Viejo y Nuevo Mundo nos encontramos con diferentes formas de entenderlos. Desde un punto de vista geográfico cuando hablamos de vinos del Viejo Mundo nos estamos refiriendo a vinos elaborados en Europa, mientras que los vinos del Nuevo Mundo abarcarían el resto de zonas productoras, principalmente Australia, Estados Unidos y América del Sur. Esta distinción en función de la geografía ha sido ampliamente superada a los largo de los últimos años y ahora hablamos más de estilos Viejo Mundo y Nuevo Mundo, por lo que podemos encontrar vinos de estilo Nuevo Mundo elaborados en Europa y viceversa.

Haciendo un poco de historia, los elaboradores del Nuevo Mundo, durante la segunda mitad del siglo XX, comenzaron a elaborar vinos de calidad usando técnicas científicas modernas en vez de las prácticas tradicionales del Viejo Mundo. Estos nuevos estilos de vino contrastaban con los tradicionales europeos en diferentes aspectos. Hoy el término Nuevo Mundo se usa para describir vinos elaborados mediante innovación técnica, experimentación y manipulación. En el Viejo Mundo las técnicas en el viñedo y la bodega tienen más que ver con la tradición que con la ciencia, la noción de terroir es muy importante y valorada ya que las características de la región son las que crean el vino, no las condiciones de vinificación.

Las principales diferencias entre estos dos mundos están definidas principalmente por las condiciones climáticas, además de por las filosofías de vinificación y las regulaciones legales.

Una diferencia básica entre el Viejo y el Nuevo Mundo es el clima. Las regiones vinícolas europeas suelen ser más frías que las exteriores a Europa. Las principales zonas del Nuevo Mundo: California, Australia, Chile, Argentina y Sudáfrica, se consideran áreas cálidas con temperaturas superiores a la media de las zonas de producción mundial. Estas zonas consiguen mayores niveles de maduración, lo que afecta a algunas de las principales características del vino: Acidez, Alcohol y Cuerpo. Aromas de fruta madura, gran cuerpo y alto contenido alcohólico son los ingredientes para vinos basados en la potencia y la frutosidad.

En el Viejo Mundo, donde las condiciones son más frías y los niveles de maduración son menores, los vinos resultantes son naturalmente más ácidos, contienen menores niveles medios de alcohol y un cuerpo más ligero. Fineza y elegancia marcan los vinos resultantes, que serán más contenidos y sutiles en busca de la expresión del terroir. Con siglos de experiencia, el Viejo Mundo ha podido llegar a conocer más íntimamente su terreno y encontrar las variedades y técnicas de viticultura que mejor se adaptan a su ubicación, determinando los aromas y características del vino. La viticultura es más importante que la enología.

El Nuevo Mundo, a falta de tradición, ha depositado su confianza en la ciencia y la tecnología para determinar su filosofía. Los vinos son más intensamente manipulados, la enología es más importante que la viticultura y esto es necesario ya que en ocasiones se trabaja con variedades que no son las más apropiadas para una determinada región. Esta manipulación se hace más evidente en los procesos de crianza y finalizado del vino. Se usa más intensamente la madera, favorecido por la potencia y concentración de los vinos, hasta el punto de convertirse en principal protagonista del perfil aromático mientras que en la mayoría de los vinos europeos la madera juega un papel de complemento.

La importancia de la tradición en el Viejo Mundo y su ausencia en el Nuevo Mundo han marcado también las leyes y regulaciones del vino. Europa ha dispuesto de muchos siglos para averiguar que variedades crecen mejor en las distintas regiones y como los vinos deberían ser producidos a partir de ellas y sólo ha tenido que recogerlo en leyes que promueven el estricto cumplimiento de la tradición por parte de todos los elaboradores. Las leyes europeas en su mayoría están basadas en la región y como extensión de esto no llevan el nombre de la variedad en la etiqueta sino la zona de producción.

En el Nuevo mundo no ha habido tiempo para todo lo anterior así que los elaboradores deben estar constantemente experimentando con diferentes variedades en diferentes viñedos y en diferentes regiones vinícolas. Las leyes del vino del Nuevo Mundo recogen este espíritu con normas poco estrictas y llenas de excepciones para que los elaboradores puedan continuar mejorando el conocimiento de sus variedades y viñedos. La variedad es por tanto la principal referencia para estos vinos y de ahí su presencia en las etiquetas.

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