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Enoturismo en Ribera del Duero

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El enoturismo tiene la ventaja de aglutinar muchas experiencias alrededor del vino. No deja de ser un turismo rural especializado y, por ello, se pueden encontrar planes para todos los públicos y momentos. Esto implica que, probablemente, distintas personas destaquen cosas muy diferentes de lo vivido en la Ruta del Vino, porque las motivaciones para estar en la Ribera del Duero son casi infinitas.

Junto a las prácticas enológicas, la Ruta del Vino Ribera del Duero ofrece infinidad de motivaciones para complementar un viaje turístico; desde su riqueza natural y patrimonial, a su variada gastronomía, la posibilidad de relajarse en balnearios o spas, tapear, ir de vinos o comprar productos típicos con los que volver a casa.

Ofertas como la enoturística durante la vendimia han situado al turismo del vino a la cabeza de las propuestas de ocio de viaje, situado sólo por detrás del tradicional ‘sol y playa’ o el turismo de bienestar, según recogen numerosos estudios y observatorios estadísticos.

Los últimos datos publicados por ACEVIN, único organismo nacional que cuenta con su propio Observatorio Turístico, reflejan que el viajero quiere vivir el enoturismo, ser parte activa de todo el proceso y ‘cosechar’ experiencias que perduren.
La propuesta de la Ruta del Vino Ribera del Duero se ajusta a estos requerimientos. El 34% de los consultados afirma haber visitado Ribera del Duero y casi un 44% ha elegido este itinerario como próximo destino.

Durante 2016, fueron más de 350,​000 las personas que visitaron alguna de las 56 bodegas o cuatro museos dedicados al vino que están adheridos a esta propuesta enoturística y, por séptimo año consecutivo, la de Ribera del Duero es la tercera Ruta del Vino más visitada de España, por detrás solo de Penedés y Jerez, y es la primera opción si de propuestas de interior se trata.

Enoturismo en Ribera del Duero

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